¿Has oído hablar de esta práctica? Quizás la “palabreja” te resulte algo extraña, pero si te digo que es un conjunto de ejercicios de meditación que tratan de desarrollar la conciencia plena (vivir en el aquí y el ahora), quizás sepas algo mejor de lo que hablamos.
Observamos un creciente interés por este tipo de prácticas, al igual son una simple moda, porque muchos famosos hablan abiertamente de su hábito de meditar. Sea como fuere, si todas las modas son así de saludables tendré que declararme fan de las modas.
Muchos se acercan a este mundo por un “despertar espiritual”, este no es el sentido que nos ocupa, para eso están los “Maestros de Meditación”. Yo me centraré en la parte relacionada con la Psicología y en su evidencia científica, lo que conocemos por Mindfulness.
Antes que nada ¿Qué es eso de meditar? Muchas personas creen que meditar es pensar en sus cosas y reflexionar, otras que son ejercicios para relajarse y para no pensar, desactivar el cerebro… La realidad es que la meditación como hábito diario ayuda a vivir de una forma más relajada y consciente, pero no es en sí una relajación. Es más, es lo contrario. Cuando hacemos una relajación disminuimos la actividad cerebral, sin embargo, con la meditación activamos el cerebro.
Entonces, ¿Qué es, es redirigir la atención de forma continua hacia donde nosotros queramos? Es mandar parar al mono loco que tenemos dentro de nuestras cabezas y demostrarnos a nosotros mismos que podemos dominar el pensamiento. Es plantarle cara a nuestro pensamiento y demostrarle, que por mucho que haga de las suyas, está bajo nuestras órdenes, porque somos mucho más que un conjunto de pensamientos y emociones.
Con una práctica continuada de ejercicios de Meditación o Mindfulness, se producen cambios físicos en nuestro cerebro, cambios que han podido ser comprobamos científicamente. Esto supone que las conexiones neuronales que se activan en nuestro cerebro ante determinadas situaciones, y que son las que nos llevan a creer que no tenemos el control, se van debilitando cada vez más y en su lugar aparecen otras. Estas nuevas, nos permiten tomar distancia de nuestras emociones, sensaciones y pensamientos y actuar de forma consciente ante las situaciones que se nos presentan.
Vayamos a lo práctico, imagínate que cada vez que te dan una mala noticia, tiendes a sobresaltarte y empezar a pensar todo lo malo que ha sucedido y que puede suceder. Esto te atrapa de tal forma que no puedes buscar soluciones ni ver más allá, te sumerge en una espiral negativa. Pues no sucede por casualidad, la realidad es que la mala noticia activa un circuito neuronal concreto y hace que esto pase sin siquiera darnos cuenta. Cada vez que esto ocurre, el circuito se hace más fuerte y por tanto, su tendencia a repetirse es mayor “nuestra tendencia a entrar en la espiral negativa crece”, la repetición es su alimento.
Con la meditación aprendemos a observar sin juzgar nuestros pensamientos, a aceptarlos y dejarlos ir, sin dejarnos llevar por las emociones que los acompañan. Esto fortalece circuitos neuronales que son contrarios a los que comentamos y que tenderán a activarse si los trabajamos lo suficiente.
Al repetirlos serán cada vez más fuertes y los circuitos dañinos más débiles no pudiendo activarse de forma automática. Permitiéndonos atender a una noticia negativa y pararnos a buscar soluciones si las tiene o a aceptarla.
“Pero eso de meditar es un rollo, es aburrido y además no tengo tiempo”. Si queremos buscar excusas para no cuidarnos siempre podremos encontrar mil y una. La verdad es que sólo necesitas de 10 minutos al día para poder ver cambios en tu forma de funcionar y que hay muchísimos ejercicios tanto formales* como informales**. Conocerse a uno mismo no puede ser aburrido.
¿Qué dices? ¿Te atreves?
* La práctica formal supone una dedicación exclusiva al ejercicio de meditación, requiere de un tiempo y espacio determinado.
** La práctica informal es una forma de meditar aprovechando nuestras rutinas y actividades diarias por ejemplo mientras damos un paseo, hacemos deporte, acudimos al trabajo o comemos.
Mª Jesús Carbonell